Ésta idea empezó a gestarse hace muchos, muchos, años.
Eran las 9.00 de la mañana. Un martes de invierno de 1995.
En un pequeño colegio de Las Salinas, en Ibiza, un grupo de alumnas de entre 13 y 14 años empiezan a ocupar sus asientos. Les extraña la ausencia de una de sus compañeras. Podría ser una gripe cualquiera, pero los días se dilatan y Estefanía no aparece por la escuela.
Por aquel momento estaba siendo sometida a unas intensas pruebas, que acabarían diagnosticando su Esclerosis Múltiple, con un brote muy avanzado, a pesar de su temprana edad.
La vida no volvió a ser la misma para esas niñas, pero para Estefanía el cambio sería radical. Y condicionaría el resto de su existencia, la cual, a sus 40 años, sigue enfrentando con optimismo e ilusión.
Su sonrisa todavía ilumina a todo aquel que se acerca a ella, manteniendo la capacidad de asombro ante la belleza de la vida y las sorpresas positivas que ésta nos puede traer.
Los años pasaron. Las niñas crecieron. El transcurrir de la vida se empeñó en hacerse un hueco mientras ellas trataban de hacer otras cosas, abriendo caminos distintos que a veces se alejaban y otras veces se superponían. Y la idea de hablar de esta enfermedad seguía ahí, latente, pero sin perder fuerza tras tantas nocheviejas.
Ana Vide desarrolló una prolífica carrera como modelo, que pronto evolucionó hasta los escenarios, y a poder ponerse en la piel de muchas identidades, como magnífica actriz. Siempre fue la amiga más cercana a Estefanía, su compañera de pupitre, su apoyo preadolescente.
Ana Olivia Fiol se centró en el mundo de la fotografía y después de las letras. Como ghostwriter también aprendió a mimetizarse con distintas voces que hablaban a través de su pluma. Pero la necesidad de hablar de la Esclerosis Múltiple nunca dejó de ser una idea en la cabeza.
Y así, fue en 2022 cuando sintieron que era el momento vital perfecto para abordar una historia así. Un proyecto que, sin narrar exactamente lo que aquellas niñas vivieron en 1995, sí que pudiera suponer una historia intensa al mismo tiempo que hermosa, con la que poder aportar un granito de arena y que esta enfermedad pueda ser un poco más visible. Decidieron construir una ficción que pudiera ser narrada en unos implacables 14 minutos y que a través de ella los espectadores pudieran conectar, empatizar y conocer mejor una dolencia degenerativa que puede manifestarse en cualquier persona, en cualquier momento de su vida, y que, por muchas razones, merece que sea tenida más en cuenta.
En mitad del proceso apareció la maravillosa Malén. Una chica llena de talento, hermosura y fortaleza interior, a pesar de su fragilidad, que aportó luz al camino a través de su particular historia personal con la Esclerosis Múltiple.
Y entonces entró en juego la productora ibicenca de cine Pauxa Films, con Pablo Alcántara al timón. Ya son muchos los proyectos en los que tanto Ana Vide como Ana Olivia Fiol han trabajado junto a la productora, por lo que tener su apoyo en esta aventura era un paso natural.
Pero todavía había que encontrar el modo de dar voz a estas visiones. Para dar vida a esas sensaciones, o mejor, dicho, la falta de ellas, que provoca el diagnóstico de esta enfermedad única. Por fin las piezas tenían sentido, así que había que esforzarse y encontrar el modo de hacer el proyecto realidad.
Fue entonces cuando una mujer encantadora, también ibicenca, se topó en el camino. La laureada cineasta Carmen Vidal no tardó mucho en empatizar con esta aventura que aunque ya contaba con muchas piezas de puzzle, todavía éstas no encajaban del todo. Y fue su toque mágico el que dio coherencia a la historia, ayudando a que cobre vida, con lo que ahora es una fuerza imparable que avanza con firmeza y que va sumando apoyos gracias a contar con una narración llena de verdad y de esperanza. Porque, de igual modo que ocurre ante un diagnóstico de Esclerosis Múltiple, lo importante es no perder la ilusión, y permitir que la gente que te quiere te ayude a ser la mejor versión de ti misma.